jueves, 5 de julio de 2012

DÉJÀ VU: LA CRITICA CINEMATOGRAFICA Y LA HISTORIA DEL CINE A TRAVES DE LA PRENSA ESPECIALIZADA

En esta sección iré desgranando los artículos ya publicados en el pasado en diferentes publicaciones, difíciles de localizar y de recuperar por tratarse en muchos casos de revistas que ya nos han dejado.
    En primer lugar voy a recuperar un artículo publicado en el número 11 de la revistas publicada por el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza: Artigrama, que lleva por título...

LA CRITICA CINEMATOGRAFICA Y LA

HISTORIA DEL CINE A TRAVES DE LA

PRENSA ESPECIALIZADA 

Su resumen de publicación es el siguiente...

El artículo se inicia con las siguientes  reflexiones previas...
     A pesar de que la coincidencia con una fecha redonda para la conmemoración de un hecho concreto suscite un mayor interés general que otras intermedias, no quiere decir eso que otras personas no se hayan interesado por el mismo tema con anterioridad. Sino que se trata tan sólo de un indicativo de la confluencia de la inclinación recopiladora del hombre con su deseo de homenajear a los que en el pasado intervinieron significativamente en su desarrollo. Por eso, no es nuevo que en el ámbito cinematográfico se haya disparado el interés historiográfico gracias a la conmemoración de su primer centenario, como tampoco es menos cierto que este feliz acontecimiento deba ensombrecer la labor desempeñada entre medio por otros pioneros que contribuyeron a elevar al cinematógrafo a la categoría de arte que hoy ostenta.
    A lo largo de los cien años de su existencia y tras la primera etapa de conformación en las barracas, que a nivel artístico suponía un desprecio, incluso para sus propios inventores; el cinematógrafo de los hermanos Lumière fue ganándose a pulso el rango de arte (más en concreto el séptimo, como lo computara Canudo), tanto por su necesaria acogida por parte del público, como por la labor desempeñada por la crítica en la concienciación de ese público de que se encontraba más ante una manifestación del intelecto -con todo lo que de subjetivo conlleva- del hombre, que de un juguete técnico que se pasaría de moda. No habría de cumplirse el tercer lustro desde su invención cuando ya se publicaban las primeras revistas que iban a ocuparse de los asuntos cinematográficos, aunque claro está con la consiguiente dependencia de un arte, en aquel entonces, mayor: el teatro; pero con el que guardaba una evidente correspondencia formal y temática. A pesar de que estas primeras publicaciones se limitasen a la reproducción de los argumentos de las películas y no se tratase en puridad de crítica cinematográfica como hoy la entendemos, es de resaltar esta precocidad, incluso en una España tradicionalmente lenta para adoptar lo nuevo.
       De este modo, la crítica cinematográfica avanza a la par que el propio cine, alcanzando la mayoría de edad al mismo tiempo que el objeto de su crítica: de igual forma que el cine va desligándose de su concomitancia con el teatro, expresado en la creación de sus propios salones de explotación, la crítica cinematográfica también se independiza del patrocinio teatral contando con el abrigo de una prensa especializada que se rige por sus propios parámetros. No obstante, aunque la actividad de la crítica no sea sinónino de historiografía, sí serán los críticos los primeros que la han de cultivar (como derivación lógica de su actividad) al transcurrir el tiempo necesario para que el séptimo arte vaya quemando sus etapas... hasta que alguien sienta la necesidad de hacer un repaso de su corta, pero fructífera, historia.
     En España, este equilibrio entre la crítica cinematográfica y la Historia del cine a través de la prensa especializada se consigue por vez primera durante la Segunda República, a la par de la consolidación en la península de una verdadera industria cinematográfica que compite en las páginas de las revistas con la colonización extranjera. Por ello, la labor a desempeñar en España por el crítico-historiador, ya sea en las propias revistas o en forma de libro, es de vital importancia para el desarrollo de una industria cinematográfica como la española, tanto como guardián de la calidad, en su papel de crítico; como conservador de su memoria, en su rol de historiador. Así, queriendo hacer yo también un poco de Historia y por tratarse de un periodo de estudio objeto de mis desvelos, me centraré con motivo del Centenario del Cine español en esta etapa republicana de tanteo y conformación de una industria y de su crítica e historiografía subsidiarias. 

Por último, dejo el enlace para quien quiera recuperarlo completo como lo ha publicado en internet la propia revista...

¡Que aproveche! Un cordial saludo. 
Aitor Hernández Eguíluz 

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