miércoles, 26 de diciembre de 2012

Títulos en la memoria: Viridiana, Luis Buñuel, 1961 (y 4)



El ritmo y la banda sonora

 

Metáfora de la dirección en la España franquista

  

Esta secuencia corresponde con la primera parte de la película capitalizada en la figura de Don Jaime que se caracteriza por presentar un ritmo más lento que la segunda, y que está conseguida por distintos medios: en la segunda parte, como modo de agilizar la acción, hay más cambios de plano, planos de menor duración, movimiento más rápido de la cámara en ocasiones, mayor número de escenarios, más luminosidad.

En concreto, y como consecuencia de lo anterior, la secuencia mencionada presenta un ritmo lento y acompasado, que se expresa en la imagen, el sonido y el contenido narrativo.

Por un lado, los distintos planos se van sucediendo cadenciosamente, sin brusquedad, al “ritmo” de la melodía que interpreta Don Jaime, el Requiem de Mozart. Se va alternando la carga emotiva (no sin cierta tensión) que Don Jaime transmite mientras se enfocan en planos cercanos sus manos y su rostro, junto con los momentos en que  Viridiana se prepara para cumplir con su devoción, a través de una puesta en escena muy reveladora: cama en el suelo, alfombra, maleta, cruz, corona, clavos.


Los efectos de luz

  Por otra parte, no hay excesiva luminosidad en la secuencia en concordancia con ese ambiente pausado y de recogimiento que se pretende expresar, predominando los claroscuros en algunos planos para mantener la atención sobre los elementos significativos:



Ø  La luz se centra en las manos de Don Jaime (y también en la expresión de su rostro) al piano, que más tarde, ya en la segunda parte, tratará de tocar Jorge, impidiéndoselo Ramona al recordar la “devoción” con que aquél tocaba.



Ø  Cuando Ramona desde la semioscuridad del rincón va acercándose a la cerradura de la puerta aumentando la luz sobre ésta, se destaca el papel de puente entre el interior y exterior de la habitación, el antes y después en la acción de la secuencia.


En el interior de la habitación de Viridiana se destacan algunos momentos a través de la luz que se concentra en ellos: cuando prepara su alfombra-cama, al acercarse al espejo y descubrir su cabello, cuando saca de la maleta la cruz y la corona, signos de su condición de religiosa. En este sentido, destaca especialmente como clímax final el plano más revelador, el último: la luz sobre el cojín, donde descansan la cruz, la corona (quemada en la hoguera al final de la segunda parte, como símbolo de una etapa que muere) y los clavos, y sobre Viridiana, a medida que la cámara se aleja.


 Narración y punto de vista


            De la misma forma que la novela original de Benito Pérez Galdós que adapta libremente Buñuel, Halma, el realizador aragonés opta por utilizar un narrador omnisciente, en términos de Narratología, es decir un narrador global que cuenta con el lenguaje cinematográfico de modo polifónico con imágenes y sonido. Al espectador, además, se le dan una serie de claves de forma subjetiva, por ejemplo, la comba con empuñadura que Don Jaime regala a Rita (el primer papel de Teresa Rabal) que tendrá importancia en la resolución de la primera parte y que aparecerá luego en la segunda como símbolo de maldad y servirá cinturón del mendigo que intenta violar a Viridiana. 



       También se le prepara al espectador sobre lo que ha de ocurrir por medio de premoniciones, como el sueño que tiene la niña anunciando la llegada de un toro negro, es decir, de Jorge. Y, por ultimo, el narrador también da su opinión sobre la actuación de los personajes, como en la escena en que el mismo Jorge tiene un arrebato de piedad a imagen y semejanza de Viridiana comprando la libertad del perro atado a la carreta, y acto seguido Buñuel resalta la inutilidad de la caridad (símbolo de degeneración burguesa) presentando otro perro en las misma condiciones que no tendrá ningún salvador. 



     Además, de forma simbólica el director de Calanda resaltará mediante algunas, en apariencia, superfluas escenas interpretaciones subjetivas del guión: la versión de Viridiana a las ubres por su sentido fálico, el ratón (Ramona) atrapada por el gato (Jorge), o la paloma (Viridiana) que se quiere comer el Leproso.



En conclusión: reflexiones finales

            Viridiana narra la historia de una novicia que deja temporalmente el convento para visitar a su tío antes de profesar y finalmente, tras el suicidio de éste, abandona el convento y convierte su finca en una institución de caridad para mendigos. Sin embargo, fracasa en su propósito y concluye aceptando los valores del mundo profano y el amor carnal, representados principalmente a través del personaje de su primo Jorge. 




Se pueden establecer dos partes: la primera tiene como centro la figura de Don Jaime y la relación con Viridiana, esta parte representa lo antiguo, la decadencia de un mundo anquilosado. Frente a él, en la segunda parte, lo moderno, el renacimiento surge de la mano de la figura de Jorge, con todos los cambios que pretende hacer en la casa y los campos. Ambas partes llevan un derrotero que, a simple vista, parece inamovible: la partida de Viridiana al convento en la primera y la misión redentora de Viridiana de forma independiente a la modernización de Jorge; pero que ambas se ven truncadas por un mismo hecho: la doble violación de Viridiana. La primera no consumada de hecho, pero sí de pensamiento de Don Jaime y que le obligará a suicidarse, y la segunda por parte del mendigo que acabará por romper su misión redentora y la desligará definitivamente de la influencia eclesiástica.


La virginal profanación


En la figura de Viridiana de igual manera se va produciendo una evolución: en un principio no quiere abandonar el convento, luego accede a petición de la superiora, pero aun en casa de su tío mantiene rituales religiosos. Más tarde, tras las circunstancias que le suceden, decide dejar el convento, pero se mantiene fiel a su espíritu caritativo: convertirá la finca de su tío en albergue para mendigos. Tras el fracaso de esta iniciativa debido al comportamiento indigno de sus mendigos, la escena final, principiada significativa y sucesivamente por el trozo de espejo con el que arregla su pelo, la quema de corona de espinas y la visita a las estancias de su primo; expresa su renuncia explícita al mundo anterior y su adopción del mundo que representa Jorge. Coda: hay veces que las circunstancias externas obligan a un cambio en la narración que enriquecen la propuesta, como la variación en el guión por mor de la censura en la que el mènage a trois final se tuvo que cambiar por una explícita partida de tute entre Viridiana, Ramona y Jorge, que aporta de forma explícita una mayor carga sexual.


La equiparación es fácil


En última instancia, el valor, ya no tanto de una película, como de un director, viene parejo a la forma de narrar y, más en concreto, al punto de vista que adopta. Buñuel utiliza en apariencia un punto de vista objetivo, es decir, externo a los personajes, quienes interpretan el son que les marca el narrador. No obstante, lo alterna con otros puntos de vista, en ocasiones subjetivo: como cuando Ramona (Margarita Lozano) expía a Viridiana por el ojo de la cerradura, o como cuando también Ramona averigua la veracidad de la violación de la novicia por Don Jaime mirando las sábanas de la cama; y otras veces efectista, como en la larga secuencia de la cena orgiástica de los mendigos (que merecería un análisis aparte por la pluralidad de sugerencias que transmite), más en concreto en la escena de la fotografía de Enedina (Lola Gaos) en que Buñuel hace un juego intertextual al reproducir mediante imágenes cinematográficas un remedo de La última cena de Leonardo da Vinci, y luego retomado por el inserto del primer plano del ciego Don Amalio, en su trasunto negativo del Mesías, apuntado, tanto por la música de Haendel que se oye de fondo, como la interrupción del tempus fílmico durante una décimas de segundo como si se tratase de una fotografía.

¡¡¡Quién crea que don Luis desentona que me escriba!!!




Algunas fotografías están extraídas de internet sin ánimo de comerciar con ellas. De la misma forma, el resto son de mi archivo personal y pueden ser utilizadas libremente. Gracias de antemano por la ayuda desinteresada.


¡Que aproveche! Un cordial saludo. 

Aitor Hernández Eguíluz 

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1 comentario:

  1. Después de leer todos los post, veo Viridiana de otra manera. Aprendo un montón y veo cosas que no había visto, como la similutud con el cuadro de"la última cena" de Da Vinci, gracias por ello.

    Un abrazo, y feliz 2013.

    Rita.

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